Por Fiorella Del Piano. Periodista.
Los índices de empleo difundidos en los últimos días dan cuenta de una economía provincial en alza y con un plan de desarrollo definido. Las certezas del oficialismo contrastan con el rumbo incierto y errático de la oposición a pocos meses de las PASO.
Esta semana se conocieron datos que confirman la vigencia de uno de los baluartes del modelo económico misionero: el empleo. Tanto en el ámbito privado y particularmente en el de la construcción, indicativo del nivel de actividad económica, la provincia se ubicó en lo más alto del ranking nacional.
En el mismo sentido, podemos señalar el anuncio de millonarias inversiones en el sector foresto industrial, así como los viajes emprendidos por integrantes del gobierno provincial a China y Estados Unidos con el objetivo de aumentar exportaciones, incorporar nuevos mercados para la producción misionera y generar inversiones en la tierra colorada. El propósito último de esta serie de acciones es propiciar el crecimiento económico, el aumento del producto bruto geográfico y la calidad del empleo.
Los ejes que permitieron a Misiones surfear la crisis nacional se encuentran en la priorización de las economías regionales, el comercio, el turismo, la construcción con infraestructura, los servicios y las condiciones generadas para el desarrollo empresario. Los mismos actores económicos subrayan y destacan los aspectos positivos del modelo misionero: certezas, equilibrio y el trabajo conjunto entre Estado y privados para fortalecer la producción, aumentar las exportaciones, el comercio, generar riqueza y empleo.
Es más, la sociedad en su conjunto avala y valora el esquema descripto, como ha quedado plenamente demostrado en las pasadas elecciones del 7 de mayo, donde otras propuestas cuyo único plan es trasladar al plano local los efectos nocivos que encierra la grieta en el ámbito nacional han sido ampliamente derrotadas.
Las campañas electorales llevadas adelante por espacios opositores no abordaron la defensa de los intereses misioneros y pusieron como eje proselitista a discusiones que poco tienen que ver con la realidad de la provincia. Esta lejanía con el ciudadano misionero fue la que primó en el electorado al analizar las distintas ofertas durante el acto eleccionario. Las lealtades están configuradas hacia sus jefes fuera de la provincia, como quedó de manifiesto en aquella oportunidad que Arjol, Schiavoni y Klipauka votaron en contra de la Zona Aduanera Especial para Misiones.
De cara a las PASO
Del grueso de números circulantes en la última semana se puede dilucidar un aumento en la abstención para las próximas elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO). Principalmente en sectores que han votado o pensaban votar a Juntos por el Cambio. La razón central es que no le hacen honor a su marca electoral: su propuesta no es de cambio, ya que ofrecen recetas que han fracasado reiteradamente a lo largo de la historia argentina y tampoco están juntos, cuestión que se refleja en la intensa interna a cielo abierto protagonizada por los sectores más duros contra los moderados.
En realidad, la categorización precedente funge únicamente como ordenador textual, puesto que en ideas generales ambos sectores coinciden. La disputa tiene otra motivación, la de lugares en las listas.
Con el paso del tiempo las propuestas tanto de JxC como las de Javier Milei, ilusionista que habita únicamente en sets televisivos, van quedando claras para el ciudadano de a pie: más ajuste del gasto público y una política cambiaria (sea la liberación del tipo de cambio sin contar con reservas o el disparate de la dolarización) que generaría más inflación y pulverizaría salarios.
El ardid discursivo utilizado para instalar en la agenda pública la “bondad” de reducir la inversión pública es que simplemente afectaría a lo que llaman clase o casta política. Lo que se oculta es que impactaría brutalmente en salarios estatales de todo tipo (administrativos, docentes, personal de salud, fuerzas de seguridad, etc.), al igual que una poda en las jubilaciones. Y en lo relativo a las provincias, otro ítem que no mencionan los candidatos mediáticos, reducir el papel del Estado al de un mero espectador redundaría en eliminaciones de transferencias, quita de subsidios y obra pública. Dicho en otras palabras: transporte, energía y combustible mucho más caro.
Las ilusiones se desvanecen, el humo se disipa, a lo sucedido el 7 de mayo se suman las encuestas que señalan la posible repetición de los guarismos en las legislativas nacionales. La problemática de Juntos por el Cambio Misiones es la misma de las elecciones provinciales: divisiones, disputas de poder, enojos, portazos. Lo del hermano de Karina Milei es fulminante: no consigue candidatos que tengan un mínimo de conocimiento, hasta el momento, la lista de precandidatos a diputados y senadores está en blanco.
El misionerismo vive un presente totalmente distinto: con su gestión revalidada nuevamente en las urnas, el Frente Renovador hace meses ha decidido sus candidatos. Los mismos poseen trayectoria y se encuentran en actividad, gestionan día a día. El Vicegobernador Carlos Arce y la diputada provincial Sonia Rojas Decut son los nombres para competir por las bancas del Senado de la Nación, mientras que el concejal Daniel Vancsik y la legisladora Yamila Ruiz buscarán llegar a la Cámara de Diputados de la Nación.
La propuesta de los candidatos es conocida por todos los misioneros: desde una visión de innovación federal se buscará defender el interés de Misiones en el Congreso de la Nación.