por Nicolás Marchiori
La política argentina actualmente nos muestra que existen líderes sin liderazgo. El liderazgo es un intangible que se construye socialmente entre el líder y sus seguidores. La figura del líder, a su vez, se puede imponer por la fuerza o, mucho más difícil, se puede construir y consolidar mediante el respeto, la confianza y la fidelidad de sus seguidores. Carlos Rovira es un cabal ejemplo de un liderazgo indiscutido que trasciende a su generación.
En la actualidad, el Conductor del Frente Renovador Neo es un faro de referencia para una nueva generación de jóvenes dirigentes que ven en su figura el camino a seguir.
Sin la extraordinaria visión prospectiva y estratégica de Rovira, no hubiese sido posible que una provincia pobre como Misiones, en términos de recursos, si tenemos en cuenta que no posee ni gas, ni petróleo, ni oro, ni litio, sea modelo para el país en materia de educación, de salud y de cuidado del ambiente.
Dicho esto, me gustaría detenerme en la clase magistral de liderazgo que brindó Carlos Rovira en “La Previa” del último jueves. Luego de una semana en donde los misioneros pudimos ver cómo el poder mediático porteño opera contra toda aquel que afecte en alguna medida sus intereses, el Conductor del Frente Renovador Neo demostró su excelso nivel de preparación intelectual, esa que causa admiración en los propios y al mismo tiempo envidia en los extraños.
Ante la posibilidad de ensayar una respuesta lógica, si se quiere, de acuerdo a los tiempos de ruido, confrontación y odio que vivimos, Rovira evitó detenerse y perder el tiempo en banalidades y dio una verdadera muestra de carácter.
El líder de la Renovación Neo realizó una profunda reflexión sobre los tiempos en los que vivimos y resaltó que los debates hay que darlos con conocimiento, con cultura, y la cultura viene de la mano únicamente del libro.
Borgiano confeso y estudioso del Iluminismo francés, Rovira analizó ante los presentes pasajes de diferentes obras de Borges. Hizo particular hincapié en “El Congreso”, cuento que contiene un epígrafe que cita palabras de Jacques le Fataliste et son maître, obra de Denis Diderot: “Ils s’acheminèrent vers un château immense au frontispice duquel on lisait: ‘Je n’appartiens à personne et j’appartiens à tout le monde. Vous y étiez avant que d’y entrer, et vous y serez encore quand vous en sortirez” (Ellos caminaron hacia un inmenso castillo en cuyo frontispicio se leía: ‘No pertenezco a nadie, sino pertenezco a todo el mundo. Yo estuve antes de entrar y permanezco después de salir’).
Esto podría tomarse como la más elevada respuesta a algunos eventos insignificantes de las últimas semanas frente a la rica historia misionera. Entre líneas, lo que se lee es tan nítido como contundente: nosotros ya estábamos antes y vamos a seguir perteneciendo.
Carlos Rovira ha demostrado sobradamente que es un gran intérprete de los momentos de la historia, cada uno de los hechos que se fueron sucediendo en el devenir histórico dan fe de ello.
Con su liderazgo hizo del Frente Renovador Neo un espacio en el que convergen un crisol de ideas nuevas, desbordantes de esperanza y futuro, que van dando nacimiento a una nueva realidad, en el único léxico y el único dogma que permite la transformación del ser humano, hablamos de la educación mediante el conocimiento.
Winston Churchill decía que “el político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”. Dicho esto, el liderazgo y perfil de estadista de Rovira lo transforman en el alma máter de un modelo político que ha revolucionado la historia política de Misiones y sigue transformando la provincia.