Construcción Inteligente

Por Fiorella del Piano


Una oposición superadora es la que se basa en la propuesta de soluciones a los diferentes problemas, que no se queda en la crítica por la crítica misma. La defensa de los intereses de los misioneros que fueron agredidos por el gobierno nacional es un estandarte que el gobierno de Hugo Passalacqua no negocia.

En un contexto de alta complejidad como el que transita el país, la provincia consolida el modelo de gestión 365: el gobernador tuvo una agenda muy cargada en la a primera semana de enero. Cabe destacar este accionar, que debería ser la norma, pero que contrasta con otros mandatarios como el caso del intendente porteño, que dejó a la capital federal librada a su suerte para ir a veranear a Punta del Este en un avión privado.

Passalacqua, en cambio, en estos primeros días del año inauguró hospitales, entregó viviendas, mantuvo reuniones con empresarios y productores forestales y tabacaleros acerca de las retenciones a las exportaciones reimpuestas por el gobierno nacional. Además, el mandatario misionero tuvo encuentros con ministros nacionales y con el titular de ANSES, con el fin de gestionar fondos que Nación adeuda a la provincia en concepto de regalías energéticas (60.000 millones de pesos por las represas Yacyretá y Salto Grande) y compensaciones de ANSES a la caja previsional del IPS (40.000 millones).

La gestión de un territorio como el misionero implica abordar las problemáticas internas y defender los intereses provinciales al mismo tiempo. La provincia encaró esta defensa desde una posición constructiva, inteligente y dialoguista. Es decir, buscando soluciones sobre cuestiones que hacen a la mejora de la vida cotidiana del ciudadano de a pie.

Precisamente, podemos tomar como ejemplo de ello los casos mencionados de ANSES, regalías energéticas, quita de retenciones para el agro y la forestoindustria local, así como la defensa irrestricta ante el secretario de Agricultura de la Nación Fernando Vilella del precio de la yerba mate para los pequeños productores misioneros.

La acción defensiva de Misiones sobre su producción madre (una medida cautelar que defiende las funciones históricas del INYM), primera de su tipo, tuvo un fuerte impacto nacional, con distintas jurisdicciones replicando el comportamiento misionero: forestales y criadores de pollos entrerrianos, la actividad pesquera de la costa, el sector algodonero del Chaco, los azucareros del NOA, entre otros, presentaron sus reclamos ante la afectación de la actividad causada por el mega DNU y la llamada ley ómnibus del gobierno nacional. Incluso la CGT logró momentáneamente la suspensión de la reforma laboral.

La clave de este entramado se encuentra en la propuesta superadora para salir del encierro, no la crítica por la crítica misma. Y esta oposición constructiva es la que encabeza el Frente Renovador de la Concordia. El caso de la defensa de la actividad yerbatera es ejemplificador: la propuesta es defender un sector que genera empleo y rentabilidad, siendo una actividad productiva central en la región.

La clase media en peligro

El brutal ajuste ejecutado por el ministro de Economía Luis Caputo impacta en amplias capas de la población argentina. La pobreza se incrementa al igual que la indigencia con el fuerte aumento en los precios de los alimentos y los servicios básicos esenciales, pero también alerta a la clase media que está pagando un ajuste innecesario. Con la paradoja que fue este sector primordialmente que llevó al gobierno actual al poder, similar a lo sucedido con el gobierno de Cambiemos 2015-2019, que fue tremendamente nocivo para la clase media.

El primer mes es una muestra cabal del “modelo” de gobierno de la administración Milei: dólar altísimo, más impuestos regresivos (IVA, el restablecimiento de ganancias) y menos a los altos ingresos, la cuota del monotributo pasa a ser del doble, apertura importadora indiscriminada, quita de subsidios y no intervención en servicios públicos básicos para la población, retenciones a las economías regionales. Y deuda, mucha más deuda.

Este último apartado merece un comentario especial, el puñado de corporaciones que actualmente digita los destinos de la patria (sin ir más lejos, estudios jurídicos privados que trabajan para ellas fueron los autores del mega DNU y la ley ómnibus) tiene como ejecutores a viejos conocidos de los argentinos: Luis Caputo fue parte importante de la debacle macrista hasta que decidió huir a destinos más confortables, luego de tomar toda la deuda que pudo el país tuvo que recurrir al acreedor en última instancia: el FMI. Federico Sturzenegger es otro partícipe importante en el diseño de las políticas del gobierno nacional, sí, el mismo que fue actor central en administraciones ruinosas como la macrista y la del presidente radical Fernando de la Rúa. La particularidad radica en que Sturzenegger no ostenta ningún cargo formal en el gobierno.

Pasando en limpio, los actores principales del gobierno (sumemos a la pata represiva, encarnada por la ministra de Seguridad) pertenecen a la fuerza que salió tercera en las elecciones generales, quedando fuera del balotaje. Una estafa electoral con todas las letras.

Esta semana se conoció que el Banco Central canjeó 3200 millones de dólares por letras intransferibles para el pago de deuda. Además, Caputo ensaya el mayor canje de deuda de la historia con bancos privados, mayor aun al de 2001, el tristemente célebre “megacanje”: pretende canjear 71.000 millones de dólares por bonos atados a la inflación más un plus. Es decir, asegura una alta tasa de inflación en el tiempo. Ítem que se encuentra descontrolado, triplicando el índice de noviembre. En un mes el poder adquisitivo se derrumbó prácticamente en la misma magnitud que en los últimos cuatro años.

El temor de políticos, empresarios y la sociedad civil es que se percibe un gobierno cerrado al diálogo, más parecido al ejercicio imperial que al de un gobierno democrático donde las diferencias se resuelven a través del diálogo y el debate, cediendo y adoptando posiciones de los diversos sectores sociales. Un claro ejemplo de esto es la decisión de ni siquiera escuchar y atender las agendas de las provincias del interior.

Las cifras brindadas por las cámaras empresarias ratificaron la sensación del mal desempeño de las ventas por las fiestas de fin de año, en el mismo sentido se ubica la temporada de verano, según informan diferentes operadores turísticos (otro sector al que agrede las políticas nacionales).

En este escenario, es prudente para el hacedor de políticas tantear el humor social, la capacidad de resistencia del pueblo, los límites del ajuste y la paciencia. Este último aspecto es clave: la paciencia viene mermando abruptamente, cada vez dura menos. Macri, Fernández y ahora Milei, a quien el crédito se le agotó a un mes de asumir. ¿Cuánto se aguanta con el aumento sostenido de la pobreza y una inflación del 30% mensual?

En un mes de gobierno también se pudo observar un dato alarmante; se redujo un 15% las transferencias de los fondos no automáticos a las provincias y el 20% de los automáticos, cuyo principal eje es la Coparticipación. Este cóctel brutal se completa con la paralización de la obra pública nacional, el congelamiento de jubilaciones y pautas salariales atrasadas, lo cual tendrá un claro y negativo impacto en la mayoría de la población.

Un ejemplo ilustrativo es el del sector docente, que observa con preocupación la continuidad del FONID, que el presidente puso en duda, dado que parte de su salario se conforma con este fondo nacional.

Otros elementos que completan una película que los argentinos vimos varias veces en nuestra historia son los que atañen al aumento del transporte y la energía eléctrica, por estricta responsabilidad del gobierno nacional.

Como en casos anteriores, la población es la que pondrá límites o acepte el modelo de Milei. Las distintas oposiciones con representación hacen bien en dedicarse al trabajo parlamentario, a la defensa de sus intereses territoriales y a la gestión. Por ello es que el espacio que hace un mes y medio perdió las elecciones no tiene argumentos para encabezar reclamo alguno. Más de 14 millones de argentinos eligieron este presente.

 

 

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