Por Fernando Retamozo. Politólogo y Periodista.
El Misionerismo Neo empieza a tomar forma como una expresión política clara de la etapa que estamos transitando. No surge de anuncios rimbombantes ni de consignas cerradas, sino de una práctica que venimos construyendo: gobernar con identidad propia, leer con atención el contexto nacional y actuar con equilibrio para defender los intereses de Misiones.
El Misionerismo Neo se apoya en una convicción central: la gobernabilidad se construye todos los días. Lo hacemos con diálogo, con instituciones sólidas y con una visión amplia que entiende que la política no puede quedar atrapada en la confrontación permanente. Integrar, consensuar y ordenar no es ceder; es la condición necesaria para sostener estabilidad en tiempos complejos.
Nuestra autonomía provincial se ejerce con inteligencia política y firmeza. Defendemos lo nuestro sin romper puentes, sin estridencias y sin subordinar a Misiones a agendas ajenas al territorio y a su gente. Entendemos el poder como una herramienta para armonizar intereses y cuidar el entramado social, no como un fin en sí mismo.
En ese marco se inscriben los recientes ajustes en el gabinete del gobernador Hugo Passalacqua. La incorporación de Kako Sartori al Ministerio de Gabinete busca fortalecer la articulación política y el vínculo con los municipios. A su vez, el área de Desarrollo Social se refuerza con Manuel “Manolo” Sánchez y Astrid Baetkecomo subsecretarios, aportando continuidad al trabajo en políticas sociales, juventud y derechos económicos, sociales y culturales. Son movimientos puntuales, pensados como parte de un proceso gradual.
Esta misma concepción se expresó con claridad en la sesión del 10 de diciembre en la Cámara de Representantes. El recambio parlamentario abrió una etapa donde el diálogo y la búsqueda de consensos marcaron el tono desde el inicio. Para nosotros, gobernar también desde el Parlamento implica escuchar, integrar y fortalecer la institucionalidad democrática.
En ese contexto, el gesto de Carlos Rovira saludando uno por uno a los legisladores opositores fue una señal política clara. En un país atravesado por la grieta y el agravio permanente, volvimos a mostrar que en Misiones el respeto institucional y la concordia siguen siendo valores centrales de nuestra forma de hacer política.
La designación de Sebastián Macías como presidente de la Cámara reforzó ese rumbo. Con un perfil técnico y dialoguista, lo expresó con claridad al señalar que “no es momento de personalismos ni oportunismos, sino de escucha y concreciones” y que en esta Legislatura “no habrá espacio para las agresiones ni para discusiones que no promuevan debates constructivos”. Esa definición sintetiza la idea de una Cámara ordenada, abierta al diálogo y enfocada en dar respuestas concretas a los misioneros.
Mientras el escenario nacional se vuelve más áspero y la incertidumbre impacta en la vida cotidiana, desde Misiones sostenemos un rumbo propio basado en el orden administrativo, el cuidado de los recursos y la cercanía con el territorio. Son decisiones políticas que buscan amortiguar la crisis y sostener previsibilidad para nuestra gente.
El Misionerismo Neo es, en definitiva, una construcción en marcha que asumimos colectivamente. Una forma de hacer política que prioriza el diálogo por sobre el ruido, la gestión por sobre el conflicto y el futuro por sobre la coyuntura. Cuando la política se parece a la realidad de los misioneros, el rumbo se afirma y la provincia avanza.

